El Rey concedió anoche su primera entrevista en doce años y como todo apuntaba decepcionó. Una entrevista descafeinada, sin preguntas comprometidas y sin confidencias que no ahonda en nada y que más que lavar la imagen del monarca la deja más planchada que una postal de Navidad.
Ya tardaba Julio Somoano en ponerse delante de las cámaras de los informativos que dirige. Desde su nombramiento yo me lo imaginaba al frente del informativo de las 21h pero se ve que le han aconsejado bien y se ha dado cuenta de que la maniobra no era adecuada.
Sin embargo, Somoano no ha podido dejar pasar la oportunidad de reinar en el plató de sus informativos para presentar la entrevista de Jesús Hermida al Rey. Dos hombres, dice en su introducción, que hablan de la “España próspera y en libertad que han contribuido a formar”.
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La entrevista de 23 minutos de duración transcurre en su despacho el mismo decorado que el último mensaje de Navidad de don Juan Carlos. Toda una parafernalia que ayuda a lanzar el mensaje que el monarca recalca desde su saludo: un Rey en buena forma, con energía e ilusión. En resumidas cuentas, un Rey que trabaja activamente en su despacho por el bien de España.
Como destaca Antoni Gutiérrez-Rubí hoy en su blog es curiosa la situación de la bola del Mundo detrás de don Juan Carlos. España está detrás del Rey pero por debajo queda África y el juego visual nos hace acordarnos de su desliz en Botsuana y de todas las preguntas necesarias que se han quedado fuera de la escaleta.
Porque esta ha sido una entrevista pactada en la que me atrevería a decir que su Majestad conocía las preguntas y llevaba muy preparadas las respuestas. Demasiado bucólica me parece a mi su concisión al describir el ayer comprometido, el hoy con esfuerzo y el mañana de esperanza cuando a priori la pregunta le parece difícil.
La Generación de la Libertad
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Como decía Somoano en su introducción la entrevista está conducida por un sobreactuado Jesús Hermida, reliquia de la casa, que no para de gesticular y hacer ademanes petulantes y complacientes.
Preguntado por cómo definiría su generación, el monarca la califica como la Generación de la Libertad, porque ante todo don Juan Carlos se presenta como el Rey de la unidad, la libertad y la transición.
Ambos dejan claro, porque Hermida habla más que el Rey, que si generación ha sufrido y ha realizado un gran esfuerzo para llegar donde estamos, pero sigue trabajando para dejar a los que vienen la mejor herencia posible. “Parte del trabajo está hecho (…) pero nunca una obra está acabada” dice el monarca.
La España de hoy es para nuestro Rey una España “moderna, democrática, solidaria y comprometida” que atraviesa “problemas graves” pero que tiene la “intención de salir adelante”.
Un Rey preocupado por el paro (y el independentismo)
Como ya dejara claro en el discurso de Navidad, la mayor preocupación de don Juan Carlos, como la de la mayoría de los españoles, es el paro. Sin embargo, en esta misma preguntadesliza un matiz que recubre todo su discurso. España no necesita “intransigencias que llevan a políticas rupturistas”, dice el Rey. En un clara alusión al independentismo catalán el monarca señala que lo que “a España le conviene” es “que estemos todos unidos”.
Tal vez como dice el Rey lo que nos pueda sea la pasión, nuestro gran defecto pero también nuestra gran virtud. Pasión que en ocasiones nos lleva a hacer cosas terribles como la violencia terrorista, gran insatisfacción del monarca.
Padre e hijo
En un terreno ya más personal, si es que se puede hablar de personalidad en esta pantomima, don Juan Carlos recuerda la muerte de su padre al que califica como su mejor amigo y su gran consejero en sus años de reinado.
Sin embargo, desde mi punto de vista, parece que el monarca no aprendió las lecciones del padre y dejará sin consejos a su hijo al que describe como “el Príncipe de Asturias mejor preparado que ha tenido España” a riesgo de presumir de hijo. Un hombre de gran honestidad intelectual, trabajador y leal (a su padre) pero en el que no abdicará.
La Casa Real ha dejado pasar una gran oportunidad y TVE no ha ayudado en nada. En lugar de buscar una fórmula más atrevida se han quedado en lo general. Evitando preguntas incómodas y permitiendo discursos de papagayo han reforzado la imagen del Rey como figura privilegiada y fuera de la ley. El Ente Público se ha inventado una Generación y no ha hecho más que hacer aún más rancio el formato y el contenido. ¿Por qué no acercar al Rey a otras generaciones con un entrevistador más joven? Así don Juan Carlos seguirá sin ser el Rey de todos por mucho que lo intente.
Como resumen me quedo con un comentario de Ciro que señala que “uno no ha recuperado el prestigio perdido y el otro ha conseguido perder el que tenía”.
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